
La respuesta de ansiedad dentro del contexto educativo y especialmente ante los exámenes es algo que sucede con mucha frecuencia entre los alumnos de cualquier etapa educativa. Resulta tan habitual que se ha convertido en una sensación normal que aparece en prácticamente todas las personas que son sometidas a una evaluación y que se asume como inevitable. Sin embargo, poco se sabe sobre el impacto negativo de una respuesta de ansiedad excesivamente elevada en el rendimiento de examen, ya sea teórico o práctico, que es un evento estresor en sí mismo, y cuál es su impacto en el desempeño general en el proceso de enseñanza aprendizaje.
La sensación de incontrolabilidad ante un evento novedoso y desconocido es responsable en gran medida de la presencia de la respuesta de ansiedad anticipatoria y una alta activación de nuestro sistema nervioso simpático (encargado de modular la respuesta de estrés). Esto provoca una disminución del torrente sanguíneo en regiones prefrontales de nuestro cerebro en las que están ubicadas las funciones ejecutivas. En este sentido, podemos apreciar que en presencia de una activación muy alta del sistema simpático se da un impacto directo en el rendimiento del alumno que se ve disminuido debido a la interferencia producida en capacidades tan importantes como la memoria, la atención y el proceso de aprendizaje en sí mismo. Esto sucede por la liberación de mediadores químicos que alcanzan las estructuras cerebrales involucradas en el aprendizaje, la atención, la flexibilidad cognitiva, la toma de decisiones o la memoria, activando el eje hipotalámico-hipofisiario-adrenal y dañando la comunicación interneuronal a través de la liberación de cortisol y corticotropina en la región hipocampal.
Por otro lado, la forma de afrontar un evento estresante está íntimamente relacionada con la manera en la que una persona concibe las demandas del entorno y sus estrategias para hacerles frente. Por tanto, se puede deducir que un alumno que presenta una respuesta de ansiedad muy elevada está utilizando un estilo de afrontamiento que no está resultando funcional y eficiente para la situación que se aborda.
Entonces, ¿es posible gestionar la elevada respuesta de ansiedad que produce afrontar un evento estresante como es una evaluación?
Sí, es posible. Disponemos de diferentes medios para dotar a los estudiantes de estrategias adecuadas y adaptativas para que la ansiedad no impacte negativamente en su rendimiento académico y el afrontamiento adaptativo ante un examen no suponga un reto tan difícil de alcanzar que se muestre como prácticamente imposible.
En primer lugar, es importante conocer el perfil psicológico de la persona para entender cómo afronta los eventos que producen ansiedad. El estilo de afrontamiento está determinado en gran medida por factores psicológicos como la personalidad y, por tanto, sería deseable que los estudiantes pudieran disponer de medios para conocerse y mejorar. Aunque parece difícil a primera vista realizar un informe psicológico del perfil individual de cada alumno, no es imposible perder un determinado tiempo al inicio de cada curso, por los profesionales del centro, para realizar un breve estudio que podría dar las pautas adecuadas para una correcta adaptación y un mejor rendimiento académico, lo que va a beneficiar tanto a alumnos como a profesores.
En segundo lugar, para conocer el nivel de activación simpática que presenta, se dispone hoy en día de dispositivos de biofeedback que dan información en tiempo real de la respuesta de ansiedad. Estos dispositivos, de fácil acceso a todo el público, facilitan información sobre medidas HRV (variabilidad de la frecuencia cardiaca) y proporcionan un perfil de la modulación autónoma que nos indica en todo momento la activación simpática o parasimpática. Esto puede permitir a los alumnos conocer su respuesta de ansiedad y poder así gestionarla.
Por último, la exposición repetida a un evento estresante va a facilitar la habituación de la persona y permitirá la reducción de la respuesta de estrés, por lo que no sería mala idea aumentar el número de “simulacros” de examen, una práctica que va a ayudar al estudiante a familiarizarse con el concepto de examinarse y, por tanto, ayudará a la adquisición del proceso de habituación. Esto va a permitir que ese evento estresante poco a poco se vaya convirtiendo en una acción rutinaria como otra cualquiera.
Por tanto, se puede proporcionar a los estudiantes las herramientas necesarias para que una respuesta de ansiedad elevada no impacte negativamente en su rendimiento académico. Conociendo los factores que están influyendo en una excesiva activación del sistema nervioso autónomo, y facilitando estrategias adecuadas para su gestión y control. Se puede mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje si se pone el foco en el alumno y no tanto en los resultados que, al final, son consecuencia del proceso en sí mismo y de la forma en que se pide a los estudiantes que muestren sus capacidades.
Referencias
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Clemente-Suárez, VJ., Beltrán-Velasco, AI., Bellido-Esteban, A., Ruisoto-Palomera, P (2018) “Autonomic Adaptation to Clinical Simulation in Psychology Students: Teaching Applications”. Applied Psychophysiology and Biofeedback, 43(1). https://doi: 10.1007/s10484-018-9404-6
Bellido, A., Ruisoto, P., Beltran-Velasco, A., & Clemente-Suárez, V. J. (2018). “State of the Art on the Use of Portable Digital Devices to Assess Stress in Humans”. Journal of Medical Systems. https://doi.org/10.1007/s10916-018-0955-0 Beltrán-Velasco, A.I., Ruisoto-Palomera, P., Bellido-Esteban, A., García-Mateos, M., & Clemente-Suárez, V. J. (2019). “Analysis of psychophysiological stress response in higher education students undergoing clinical practice evaluation”. Journal of Medical Systems, 43:68. https://doi.org/10.1007/s10916-019-1187-7