
La paulatina adopción en el sector sanitario de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) ha dado lugar a la implantación prácticamente generalizada de la historia clínica electrónica y más recientemente a la aparición de nuevos servicios médicos a los que se puede acceder a través de dispositivos móviles, conformando lo que se conoce como salud electrónica o e-health. Actualmente el concepto de e-health evoluciona en paralelo con el de Smart cities o ciudades inteligentes y que pretende introducir también de forma generalizada la utilización de las TIC en las ciudades, de modo que se mejore la calidad de vida de sus habitantes, considerando diversos indicadores como sostenibilidad, consumo energético, movilidad, salud, gobernanza, etc.
Las ciudades inteligentes hacen un uso extensivo de sensores de todo tipo, que proveen información por ejemplo de temperatura, humedad, contaminación, concentración de alérgenos, estado del tráfico, etc., esta información constituye lo que podemos llamar el “contexto” de la ciudad que nos puede ayudar a entender el entorno en el cual un ciudadano desarrolla sus actividades diarias.
Si usamos esta información de manera adecuada, se pueden desarrollar aplicaciones de salud que adapten su comportamiento a este contexto dando lugar al concepto de Smart-health como el resultado de la sinergia entre aplicaciones de e-health que ya existen, con la información que nos puede proveer una ciudad inteligente. Un ejemplo simple podría ser aquel en el que un paciente recibe en su dispositivo móvil información relativa a concentraciones de polen y otros elementos en la ciudad a los cuales es alérgico, recomendándole una ruta que evite los puntos más conflictivos, así como también las farmacias cercanas donde podría comprar las respectivas medicinas. Adicionalmente la aplicación podría realizar una monitorización continua de sus signos vitales y generar alarmas para recibir atención médica inmediata si es el caso.
El desarrollo y la generalización del concepto Smart-health sería beneficioso para toda la sociedad en su conjunto. Considerando el envejecimiento de la población y los elevados costes del sistema sanitario, tanto público como privado, las aplicaciones de s-health mejorarían la calidad de vida y harían menos dependiente de los servicios médicos presenciales al paciente y al ciudadano en general, reduciendo las visitas a los centros hospitalarios y haciendo que muchos de los servicios médicos sean más baratos.
Para llegar a ello, evidentemente se necesita desarrollar investigación multidisciplinar, y grandes empresas del sector tecnológico como IBM o Intel así como diversos centros de investigación en todo el mundo ya lo están haciendo, en campos como integración de la información sensorial, seguridad de datos, almacenamiento y análisis de información masiva, psicología, adopción de nuevas tecnologías por parte del ciudadano, manejo de situaciones críticas, etc.