
El estrés postraumático es un trastorno mental dentro del grupo de trastornos relacionados con traumas y factores de estrés. Se caracteriza por la aparición de síntomas específicos después de una exposición a un acontecimiento estresante y/o traumático por parte de un individuo. Es una psicopatología que es muy incapacitante para el paciente y que muchas veces lo neutraliza tanto que puede llegar incluso a suicidarse.
Nuestro cuerpo ha evolucionado durante miles de años y nos ha permitido llegar a la cúspide de la pirámide de la evolución gracias a un desarrollo muy adaptativo de nuestros sistemas orgánicos. Disponemos de un cerebro que nos permite realizar un análisis razonado y lógico de la información que podemos captar de nuestro medio o entorno, lo que nos permite poder interactuar con nuestro ambiente de una forma más eficiente, efectiva y más adaptativa.
Pero nuestro córtex cerebral no es la única herramienta que nos ha posibilitado llegar a donde estamos. No tenemos dientes, garras, una musculatura potente… Hay muchos animales más fuertes, más rápidos, más peligrosos que nosotros. Para poder defendernos de ellos y de otras posibles amenazas de una forma rápida y lo más eficiente posible, nuestro sistema nervioso dispone de una rama autónoma (que como su propio nombre indica funciona casi de forma automática), la cual modula parte de nuestra respuesta emocional, todo nuestro sistema filogenético de defensa de lucha-huida.
Este sistema de lucha-huida permite que, cuando nuestros sentidos detectan una posible amenaza, se movilicen todos nuestros recursos orgánicos para poder dar una respuesta lo más operativa posible. La evolución ha modulado dos respuestas principalmente: o enfrentarnos a la amenaza, lucha; o huir de esta, huida.
Cuando nos enfrentamos a un evento que es percibido como estresante (un accidente, una separación, fobias, enfermedad, abusos, violencia, muerte…), este sistema de lucha-huida es altamente activado, tanto que puede llegar a producir diferentes efectos negativos en nuestros sistemas corticales, memoria, percepción temporal, percepción de esfuerzo… Dependiendo de la intensidad del evento traumático y/o del tiempo de exposición, esta respuesta que ha protegido a nuestra especie durante miles de años y nos permitía poder adaptarnos a nuestro medio puede provocar alteraciones a nivel de nuestro cerebro que pueden llegar a acabar en el temido trastorno de estrés postraumático. De ese modo la conexión de nuestros dos hemisferios cerebrales, que se conecta por el cuerpo calloso, puede verse afectada, no produciéndose una correcta comunicación cruzada entre ellos y no pudiendo asimilar y consolidar la información del evento traumático vivenciado.
Este fallo de comunicación entre hemisferios se ha marcado como una de las posibles causas a nivel estructural de este tipo de psicopatologías relacionadas con el estrés y, más recientemente, nuevos estudios postulan que la hiperactividad de una de las ramas del sistema nervioso autónomo que mencionábamos antes puede ser la causante de estas disregulaciones.
En nuestro caso, llevamos ya nueve años trabajando en el área de la psicofisiología de combate, analizando la respuesta de estrés en combatientes y el efecto en diferentes sistemas orgánicos. Hemos podido comprobar cómo las situaciones de incertidumbre, en las cuales la incontrolabilidad es máxima y la certeza de amenaza contra la integridad física y la vida son máximas, la respuesta de este sistema nervioso autónomo es también máxima. En este podemos identificar dos ramas, una que controla la respuesta de estrés y activación que nos prepara para hacer frente a amenazas, el sistema nervioso autónomo simpático; y la rama que hace todo lo contrario, vuelve al organismo a un estado de homeostasis, a un estado de calma y recuperación. Esta es la rama parasimpática.
En este contexto militar, independientemente del tipo de acción que se realice (saltos paracaidistas, saltos de alta cota, combate simétrico, asimétrico, cuerpo a cuerpo, en alcantarillas, en misiones de rescate, de subterfugio…) e independientemente de la unidad (ya sea de infantería ligera, pesada, de operaciones especiales, de montaña, expedicionarias…) se produce una alta respuesta de este sistema nervioso simpático. Otros investigadores, principalmente estadounidenses, al evaluar el estado del sistema nervioso autónomo en combatientes veteranos, vieron cómo los que presentaban patologías relacionadas con el estrés, como el estrés postraumático, tenían una hiperactividad mantenida del sistema nervioso simpático a causa de la exposición continuada a un entorno altamente demandante en el cual tenían que hacer frente a multitud de eventos estresantes. Desde entonces multitud de intervenciones desde el campo de la psicofarmacología y la intervención psicológica han intentado tratarlo, obteniendo resultados que paliaban sintomatología a nivel agudo, pero que conseguían una mejora continuada a largo plazo. Con estos antecedentes, desde nuestro grupo de trabajo se planteó una intervención integral para personal militar que intentaba tratar el problema antes de que este se pudiera manifestar. De esta forma, se estuvo realizando una preparación previa a la misión con una unidad militar antes de su despliegue en zona de operaciones, con el objetivo de mejorar la respuesta de su sistema nervioso autonómico antes de enfrentarse al contexto estresante que es una misión internacional, y así intentar que no se llegase a límites patológicos de activación del sistema nervioso. En solo seis semanas lo conseguimos, y después de su misión su sistema nervioso autónomo presentaba una respuesta incluso mejor que antes de irse de misión y sin ninguna incidencia de psicopatologías relacionadas con el estrés. Fue un hallazgo importante que nos ayuda a comprender mejor la psicofisiología de este tipo de patologías tan destructivas y nos anima a seguir investigando para poder aportar otro granito de arena más en esta estructura de conocimiento. Esta investigación, como el resto que se realizan en el grupo de psicofisiología aplicada, busca que la base de conocimiento que actualmente se desarrolla tenga una aplicación directa que pueda mejorar alguna parcela de la vida. En este caso fueron militares, pero también se está aplicando a ámbitos de salud, educación, deporte y dentro del contexto penitenciario.