
La comunicación es un área de conocimiento específica y de enorme proyección científica y académica en nuestro tiempo. Pero como sucede en otras muchas áreas, se enriquece, se refuerza y se proyecta en distintos ámbitos como puede ser el político, el tecnológico, el corporativo o cualquier otro entorno social o de divulgación, donde su aplicación tiene cabida. Las propias temáticas en torno a las cuáles se produce un proceso de comunicación social, condicionan y determinan el ejercicio y el conocimiento sobre aquella. Y es por ello que dentro de esta categoría de la interdisciplinariedad hemos incluido algunas de las propuestas de este I Foro. La seguridad es una de estas áreas. Cada vez con mayor protagonismo a medida que avanzan los procesos de digitalización y conectividad, y cada vez con mayor implicación en el desarrollo de tecnologías y estrategias tanto de información y comunicación como de lucha contra la desinformación y el crimen en los entornos digitales y el ciberespacio.
La Seguridad Nacional y la Comunicación. Así es como el general Francisco José Dacoba, director del Instituto Español de Estudios Estratégicos, ha querido titular su conferencia en la Semana de la Comunicación, que sirve de guía para comprender mejor la importancia que ha alcanzado la comunicación en los sistemas de seguridad y los riesgos y amenazas que conlleva la evolución de la sociedad del conocimiento hacia el entorno global de “quinta generación” en el cual estamos inmersos. En el mundo asimétrico y multipolar que hoy conocemos, después de los años de hegemonía norteamericana, las tecnologías disruptivas de la comunicación están reconfigurando las relaciones internacionales. Con actores diversos y hasta hace poco desconocidos; grupos criminales y terroristas con capacidad de acción; movimientos demográficos y de población que van a cambiar la fisonomía del planeta y problemas globales que no somos capaces de abordar de manera autónoma.
El concepto de seguridad ha cambiado definitivamente. “En primer lugar porque desde el 11 de septiembre de 2001, la seguridad deja de ser una responsabilidad casi exclusiva del ámbito de la Defensa para ser asumida por todos los departamentos del gobierno, y a concebirse como un todo que afecta al conjunto de los estados y organismos internacionales y la propia sociedad”. De la cultura de la Defensa, como se llamaba hasta entonces a la labor de generación de un apoyo social a las actividades de las Fuerzas Armadas, a la actual concienciación en materia de seguridad, que integra a fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, al conjunto del Estado y a los actores no gubernamentales y sociales, la comunicación sobre la seguridad y el protagonismo de aquella en esta han cambiado sustancialmente. Como también ha cambiado la compleja dinámica de las Relaciones Internacionales.
Del periodo hegemónico en la influencia global de Estados Unidos, posterior a la caída de la Unión Soviética, multilateralista en los mandatos demócratas y más unilateral en los republicanos, la estructura internacional ha derivado tras la crisis económica, la emergencia de nuevas potencias y actores y el fenómeno yihadista, en una sociedad multipolar donde tres potencias lideran y rivalizan en el marco global: los Estados Unidos que siguen liderando la defensa y la comunicación, entre otros aspectos; China, que actúa como potencia disruptiva en cuestiones comerciales y económicas con proyectos tan ambiciosos como la nueva ruta de la seda y que aspira a incrementar su influencia; y Rusia que mantiene la pugna en materia de seguridad en determinados ámbitos y regiones. “Europa debe decidir qué quiere ser de mayor”, afirmó el general Dacoba para señalar la debilidad de los europeos en materia de defensa y la necesidad de fortalecer nuestra idea nacional y supranacional sobre democracia, valores y estabilidad compartida. Además de resolver aspectos concretos como es el del dilema de afrontar la seguridad en los flancos sur y este con equidad entre los socios europeos.
La tecnología es otro de los ámbitos en donde la disputa por consolidar posiciones en el futuro tablero mundial y virtual se hace hoy patente y se hará aún más. China ha puesto en marcha su proyecto Made in China 2025, para entrar en competencia abierta con las tecnologías de la comunicación americanas y occidentales. Y la propia India, que puede convertirse en un actor con creciente protagonismo en poco tiempo, al igual que otras potencias menores. Con este panorama complicado e inestable, las nuevas tecnologías informativas y digitales provocan distintos fenómenos que el general Dacoba resumió en cinco destacables: emerge una sociedad virtual, deslocalizada y transversal, incontrolable; aparecen en ella nuevas formas de terrorismo y criminalidad; proliferan noticias falsas, fake news, difíciles de neutralizar; las innovaciones de la comunicación se utilizan como instrumentos de desestabilización; los actores implicados, Estados y potencias también persiguen, además, manipular las percepciones de la opinión pública y, en cualquier caso influir sobre ella. Tanto en la propia como en la rival y la transnacional. La realidad de la seguridad, determinada por la comunicación y las nuevas y futuras tecnologías, se ha modificado e incorpora estrategias y conceptos como la ciberguerra y los conflictos híbridos. Mientras, crece además su complejidad. Por ello resulta imprescindible que su dimensión sea conocida y que los ciudadanos y la sociedad civil sean parte implicada en la reducción de riesgos y en el fortalecimiento de los sistemas multidimensionales de seguridad. “Fomentar la concienciación con un discurso propio y abierto por parte de las Fuerzas Armadas” es, en opinión del general Dacoba, una estrategia básica para afrontar los desafíos planteados. Como lo son la construcción y emisión de mensajes veraces y objetivos, “porque no tenemos nada que esconder en una democracia plena como la española”, y el mantenimiento de un trato fluido con los medios de comunicación, tal y como se ha producido en los últimos años.