
“Y volver, volver, volver…”, decía el estribillo de una conocida ranchera mejicana. Y ese verbo, «volver«, es estos días uno de los más utilizados tras el regreso vacacional. «Volver al trabajo», «hay que volver al colegio», «volver a poner el despertador”. Lo cierto es que para la mayoría de nosotros toca volver a retomar nuestro día a día laboral. Evito el término «rutina» porque connota algo monótono, gris y carente de toda emoción. Y esta, sin duda, no sería una manera saludable de empezar de nuevo.
Durante las vacaciones modificamos de manera sustancial la actividad física que realizamos. Recordemos que la actividad física son todas aquellas acciones de nuestra vida diaria para las que ponemos en marcha nuestro sistema muscular y que conllevan un gasto energético: subir las escaleras de la oficina, llevar trotando a los niños al colegio para no llegar tarde, ir corriendo de una a reunión a otra, etc. El hecho de no tener tantas obligaciones diarias suele conllevar un día a día más sosegado, con más tiempo de reposo e inactividad.
Y los que practicamos ejercicio físico durante el año (lo que implica una actividad física planificada, estructurada y repetida sistemáticamente) guardamos la tarjeta del gym y las zapatillas deportivas y sacamos las chanclas que nos acompañarán durante todo el mes. Paseos por la playa, largos en la piscina, y copiosos aperitivos veraniegos llenan nuestros días de asueto.
Y a pesar de que el tiempo de “inactividad” después del cual se comienza a reconocer la pérdida de forma física es variable y depende de varios factores, como nuestra edad, el estado físico previo y el tipo de entrenamiento que realizamos, es posible que muchos de nosotros necesitemos un tiempo de adaptación para volver a tenerlo todo bajo control.
Nuestro sistema muscular también se ha tomado unas vacaciones. Y serán especialmente los llamados músculos posturales los que más demandas van a tener cuando volvamos a sentarnos en la oficina frente a la pantalla del ordenador, haciendo malabares con el cuello para poder mandar un email mientras hablamos por teléfono: dolor de cabeza y molestias en la espalda serán habituales en estas primeras semanas. Podemos notar más rigidez de lo habitual (estamos menos flexibles) y, sin duda, nos costará más mantener la postura correcta durante la jornada laboral, lo que, a su vez, conllevará más molestias. Nos podemos sentir más lentos o torpes al realizar algunas tareas que requieran equilibrio y gran control motor.
Para intentar minimizar este tipo de situaciones es necesario que prestemos especial atención a nuestra postura, tanto si trabajamos sentados como si pasamos mucho tiempo de pie. Intentemos hacer pausas cada 2/3 horas para levantarnos, movilizar nuestras articulaciones, realizar estiramientos sencillos de los músculos que más han trabajado y respirar. No olvidemos que si no respiramos bien, no podremos tener un buen movimiento. Y si nuestro cuerpo no se mueve correctamente, aparecen las molestias y/ o lesiones. La paciencia es clave en estos primeros días. Escuchemos más a nuestro cuerpo.
Al retomar nuestros entrenamientos, hagámoslo con prudencia y bajo la supervisión de un profesional de la actividad física y el deporte, evitando así lesiones musculares y tendinosas principalmente.
El 8 de septiembre celebramos el Día Mundial de la Fisioterapia, dedicado en esta ocasión a la Fisioterapia y la Salud Mental. Porque movernos no solo aporta ventajas a nuestro cuerpo. El movimiento nos proporciona también bienestar y autoestima, mejorando nuestra calidad de vida.
Volver implica movimiento, por lo que tras nuestras merecidas vacaciones, volvamos a movernos..