
Las políticas económico-keynesianas del endeudamiento irracional conducen a un futuro sombrío.
Vivir por encima de nuestras posibilidades y devengar nuestra alta calidad de vida a costa de las generaciones venideras no solo puede causar una fractura generacional, sino también podría suponer el final de todo un proceso de construcción europea a medio camino.
La “Deudocracia” es un concepto político y económico que se va abriendo camino, siglo a siglo, milenio a milenio, pues tiene elementos de recurrencia historiográfica que no se manifiestan de forma explícita en sus causas, sino por el contrario, en sus terribles consecuencias de desolación económica, política y social.
La “Deudocracia” está detrás de la Caída del Imperio Romano, junto con otras causas igualmente graves, que empujaron al final de un desarrollo impresionante para la época, pero donde mejor podemos analizar su impacto es en la ruptura de la Unidad Hispanoamericana a principios del siglo XIX.
De ser Hispanoamérica la zona mundial más rica y próspera sobre la base de un comercio pujante y unos recursos naturales ilimitados, pasó a una fractura política disgregadora que, debido a los altos niveles de endeudamiento de las nuevas naciones emergentes, degeneró en un estancamiento económico metaestructural y recurrente que todavía hoy pervive, y a una dependencia hacia otras naciones usufructuarias de sus riquezas.
He publicado varios artículos al respecto [1] [2] en think tanks de prestigio y participado en varios Congresos Internacionales [3] donde abordé este asunto, y ahora que nos encaminamos al II Centenario de la Emancipación americana, es hora de recapitular sobre estos hechos tan desconocidos y alertar de que lo mismo podría sucederle a la propia España y al proyecto europeo que representa la UE si no ponemos remedio ante tanto endeudamiento.
La deuda pública fue utilizada como instrumento de división de la unidad hispánica, mediante préstamos usureros de las que fueron víctimas los nuevos Estados hispánicos, deudas que provocaron la bancarrota primero de los mencionados en el periodo 1826-1828, y después su enfrentamiento cruel en guerras civiles que empeoraron aún más su situación en las décadas siguientes. Solo Brasil se salvó de la bancarrota y de la división, gracias a que siguió una política de endeudamiento prudente.
Por lo tanto, con la deuda pública, estamos ante el talón de Aquiles de cualquier desarrollo económico, político y social de las naciones, como lo fue para la América española.
España y Europa han superado hoy los niveles del endeudamiento tolerables. La frontera española del 100% sobre el producto interior bruto (PIB) es un Rubicón que traspasa todas las alarmas y cautelas económicas, sociales y políticas.
Los datos del 2017 para Grecia (180%), Italia (130%) y Portugal (125%) son ciertamente desconcertantes.
Pero es que si analizamos los impagos existentes a nivel de deuda privada, los datos pueden ser incluso descorazonadores, pues en Grecia se impaga más del 45% de la deuda de esta naturaleza, en Portugal el 18% y en Italia, el 12%, según datos del segundo trimestre del 2017 (Fuente ECB).
- Con estos datos tan desequilibrantes, toda integración económica parece un imposible.
- No puede haber una responsabilidad solidaria a nivel europeo en cuanto a la deuda pública, por cuanto que primero, los Estados más ricos (Alemania y Francia) nunca lo van a aceptar; y segundo, porque cada Estado debe ser responsable de la gestión y aminoración de su propia deuda. La salvación de cada uno de nosotros como Estado empieza por nosotros mismos y no podemos seguir insistiendo en el pensamiento blando de que los Estados más fuertes se hagan cargo de la deuda de los más débiles, pues la consecuencia de dicha política abocará a la sumisión y dominio.
- Hace unas semanas, un profesor ruso me preguntó qué se podría hacer para mejorar la situación de semejante macroendeudamiento, y le trasladé unas pinceladas para revertir la situación, que a continuación procedo a desarrollar:
- Recomprar la deuda pública emitida al precio de su transferencia, posibilitando al deudor su recompra al precio de la cesión en el mercado secundario. Lo que los sabios romanos denominaron “retracto crediticio”. De esta manera, la deuda se ajusta automáticamente, lo que además tiene un efecto claramente antinflacionista.
- Renegociación de los tipos de interés de las emisiones de deuda más onerosas, fijando contractualmente su aminoración cuando no se cubran objetivos presupuestarios de superávits o cuando las tensiones de liquidez de los Estados así lo ameriten. Creación de un marco negocial “Win to Win” donde los acreedores (suscriptores de la deuda pública) ganen cuando el deudor (Estado con necesidades de financiación) gane lo suficiente para retribuirles sin perjudicar a sus sectores sociales más vulnerables.
- Ambiciosos planes quinquenales de reducción gradual de la deuda y un equipo de expertos profesionales que se dediquen a su constante monitorización, haciendo de ello objetivos estratégicos de las naciones más perjudicadas.
- Cierre de todas las unidades administrativas que no tengan una justificación económica ni social y que supongan una carga de gasto.
- Imposibilidad legal de que las administraciones locales y autonómicas se endeuden, siendo solo los Estados como tales los que tengan plenas competencias al respecto, para así evitar un fraccionamiento en su emisión y control.
- Liberación de la dependencia de los mercados de capitales para financiar los déficits presupuestarios, buscando la vinculación con los operadores nacionales para su financiación mediante alicientes fiscales para tal fin, como pasa en Japón y Francia.
- Fijación de responsabilidades patrimoniales subsidiarias en aquellos gestores políticos y funcionariales que hayan realizado una mala gestión económica de sus responsabilidades públicas.
- Incremento del coeficiente de caja de la banca privada del actual 1% en el marco de la UE al 20% de forma paulatina en un periodo de 19 años, al 1% adicional cada año, para fortalecer así su solvencia y evitar nuevos colapsos como el de las cajas de ahorro cuyo saneamiento es uno de los responsables principales del actual endeudamiento en España. Es preciso evolucionar a un entorno de banca no fraccionada que garantice a sus clientes la integridad plena de sus depósitos.
Es precisa, por tanto, una nueva y urgente cultura de aminoración de la deuda, combinando medidas legales de todo tipo (económicas, fiscales, punitivas y administrativas) para que todo proyecto nacional y de integración regional actualmente sobrendeudado sea viable en el futuro más próximo.
La renegociación con los acreedores es una tarea ardua que requiere una claridad de ideas y una voluntad férrea de llevarla a cabo y que debe realizarse sobre la base de que un “Default” o impago es el peor de los escenarios; no solo para los deudores, también para los acreedores, porque entrar en una escalada de incumplimientos afectará a toda la estructura financiera internacional y a su marcada esencia piramidal y fraccionada.
Este es el gran reto económico del III Milenio para España y Europa: la reconvención de su deuda pública y privada.
[1]https://www.geopolitica.ru/es/article/la-financiacion-de-la-emancipacion-de-mexico-antiguo-virreinato-de-la-nueva-espana-1a-parte [2] http://www.procesosdemercado.com/pdf/2016-1-new/PM2016_1_03_Nota%204.pdf [3] https://www.larazon.es/internacional/guillermo-rocafort-perez-participa-en-el-v-forum-financiero-internacional-en-rusia-LD20769471