
Los éxitos cosechados por las diferentes categorías de la selección española femenina de fútbol han posicionado en primera plana la evolución imparable de este deporte en los últimos años. Para evidenciar la juventud del deporte femenino, solo es necesario echar la mirada atrás para situar el nacimiento de los primeros clubes femeninos en los años 70 o la aparición de la primera competición oficial hacia 1988. Sin embargo, es en los últimos 3 años cuando se hace evidente el remarcado salto cualitativo del fútbol femenino en España, ya no solo por los méritos evidenciados por las categorías inferiores del combinado nacional en europeos y mundiales, sino por el creciente número de jugadoras, la atracción de financiación privada o la profesionalización de un deporte cada vez más notorio. Los datos reportados por la Federación Española de Fútbol sitúan en 42.235 el número de licencias del fútbol femenino durante la temporada 2017/2018, muy por encima de las 24.906 de la temporada 2010/2011.
La entrada de inversores como Iberdrola para potenciar el fútbol femenino y dar nombre a la Liga, así como la apuesta de los medios de comunicación por acercar este deporte a todos los ámbitos de la población, posicionan al fútbol femenino a la vanguardia del deporte nacional con una cobertura mediática en creciente ascenso. La temporada pasada, partidos como el Atlético de Madrid – Madrid CFF o el disputado entre la Real Sociedad y el Athletic de Bilbao lograron albergar a más de 20.000 personas en el estadio, cifras inimaginables hace apenas unos años y que invitan a los clubes profesionales a habilitar una sección femenina en la estructura del equipo.
Este crecimiento exponencial, unido a un mayor alcance derivado del aumento de las retransmisiones televisivas, que han llegado a alcanzar audiencias superiores a los 400.000 telespectadores, conforman argumentos que invitan a los clubes a apostar por el fútbol femenino. Esta apuesta ha facilitado la llegada de jugadoras internacionales a nuestra liga y con ello, una profesionalización sin precedentes que ha mejorado las condiciones laborales de las jugadoras. Hace unos años, la mayor parte de ellas, no disponían de contrato laboral con la pertinente cotización a la Seguridad Social, mientras que a día de hoy esta situación se ha solventado, estando, incluso, en proceso la confección de un convenio que regule las condiciones laborales de las jugadoras.
La Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), a través de la comisión de fútbol femenino, está trabajando para elaborar un marco común que regule exigencias comunes como el salario mínimo, apoyo legal, cobertura total en caso de lesión, fondo de garantía ante impagos o protección ante embarazos, un problema latente en el fútbol femenino actual, materializado en las cláusulas antiembarazo. La consecución de este convenio colectivo podría suponer un logro sin precedentes que acercaría aún más este deporte a su homólogo masculino.
El apoyo de instituciones como La Liga, que propició la creación de la Asociación de Clubes Femeninos de Fútbol, unido a la llegada de capital nacional y extranjero en el último año, garantizan el crecimiento sostenible de un deporte cada vez más asentado en la sociedad de este país y que se ve refrendado una la cobertura mediática, que ha alcanzado los siete millones de espectadores durante la pasada temporada, y los triunfos deportivos alcanzados por la selección nacional.