
El proceso de analizar necesidades u oportunidades identificadas, y diseñar y desarrollar los sistemas que las satisfagan de manera eficaz y efectiva durante toda su vida operativa es lo que se conoce como Ingeniería de sistemas.
Se trata de una disciplina surgida a finales de la década de los 40, como consecuencia de los formidables retos que supusieron muchos de los programas acometidos como, por ejemplo, el programa Apollo, de una complejidad sin precedentes.
En 2006 las principales empresas noruegas, muchas de ellas entre los líderes mundiales en sus respectivos sectores, tomaron una decisión crucial para su futuro: solicitar a la universidad Høgskolen i Buskerud (HiBU) el desarrollo de un programa Máster en Ingeniería de Sistemas. El objetivo de ese programa era lograr acortar a un tercio el tiempo requerido para que un graduado en ingeniería que fuera contratado llegara a alcanzar la madurez técnica y profesional requerida para desempeñar altos cargos de responsabilidad en programas sociotécnicos complejos. Entendían que la única manera de mantener una ventaja competitiva en un entorno global cada vez más complejo y competitivo era a través de la excelencia en la formación y capacitación de sus profesionales, y que la ingeniería de sistemas era la disciplina que les facilitaría la consecución de ese objetivo.
Ante la falta de experiencia propia relevante en la disciplina, varios profesores de HiBU que provenían de la industria tomaron la decisión de traer el mejor programa de ingeniería de sistemas que hubiera en el mundo. Tras unos encuentros con el decano de la School of Systems and Entreprises, del Stevens Institute of Technology, se llegó al acuerdo para que los norteamericanos impartieran su programa en HiBU. Más aún, las empresas que estimularon el lanzamiento del programa acordaron con HiBU que contratarían a egresados de grados en ingeniería para que estudiaran el master al tiempo que trabajaran. Esa combinación de estudio y trabajo debería reforzar el aprendizaje.
El máster se cursaba en 3 años, realizando cada año entre tres y cuatro asignaturas impartidas en formato de semana completa de clase. Inicialmente todos los profesores provenían del Stevens Institute of Technology, que fueron gradualmente sustituidos por los profesores contratados por HiBU. En 2011 se logró la acreditación del programa por la agencia noruega NOKUT, y a partir de ese momento los egresados recibieron el título de Máster en Ingeniería de Sistemas por ambas universidades.
Se constituyó el denominado Reference Group, formado por los responsables del programa en HiBU y por directores técnicos de las empresas que contrataban a los alumnos que compatibilizarían trabajo y estudios. A estos alumnos se les denominaba Industry Masters. A quienes decidían hacer el máster para reforzar su formación mientras estaban ya trabajando a tiempo completo se les denominaba Part Timers. El objetivo declarado por las empresas que lanzaron el programa fue reducir a la tercera parte el tiempo requerido para que un ingeniero junior, o ingeniero senior con poca experiencia, lograra alcanzar el nivel de competencia y madurez necesaria para dirigir proyectos complejos, desempeñando puestos de dirección técnica o similares.
En 2009 se graduó la primera promoción de alumnos. En verano de 2018 se habían superado los 200 egresados del programa, muchos de los cuales habían acumulado ya más de cinco años de experiencia en la industria a tiempo completo, tras su graduación. La realimentación recibida de las empresas no pudo ser más positiva: el tiempo de desarrollo de competencias y maduración se había acortado sustancialmente, como resultado de la combinación de estudios al tiempo que se trabajaba. Esa simultaneidad permitía aplicar de manera instantánea las enseñanzas de clase en la empresa, así como traer las necesidades y dudas del ámbito laboral al académico. En términos de ingeniería de sistemas, la solución adoptada (simultaneidad de estudios y trabajo) quedó absolutamente validada con los resultados recogidos desde la graduación de la primera promoción.
La Ingeniería de sistemas puede considerarse como el catalizador del desarrollo profesional. La educación formal en esta disciplina aportará a cualquier profesional con estudios de grado o máster en ingeniería los recursos y competencias necesarias para ser capaz de afrontar con éxito la dirección de equipos multidisciplinares en proyectos sociotécnicos complejos.