
La criminología, como ciencia social de profunda vocación humanista, puede (debe) vertebrar las políticas públicas, el tratamiento y la prevención del delito, así como la gestión de su impacto a través de la ciencia y la evidencia. Sin embargo, la criminología puede ser mucho más: una herramienta poderosa que, mediante la investigación, la escucha activa y la involucración de todos los actores y agentes, fomente y cimente lazos comunitarios, ayude a alzar las voces de aquellos/as más silenciados/as o simplemente las que no se quiere escuchar. Una vocación crítica, de continuo cuestionamiento, nunca amable a las necesidades o las exigencias del poder, multidisciplinar y humilde. Estas son algunas de las características que pueden convertir a la Criminología en un agente transformador. Siempre a través de metodologías sólidas y robustas, pero también de un espíritu guiado por la pasión, la curiosidad y la necesidad imperiosa de construir un mundo mejor, donde cada persona sea una riqueza en sí misma.
Durante la celebración del I Congreso de Criminología que tuvo lugar entre los día 29 y 30 de noviembre en la Universidad Europea, se pudo constatar desde diferentes enfoques teóricos y empíricos que, efectivamente, la criminología puede convertirse en agente transformador. La razón es que debe hacer frente a fenómenos globales de las sociedades contemporáneas avanzadas, enfocándose directamente en las personas y colectivos más vulnerables que protagonizan la realidad cotidiana y que viven realidades no visibles para la mayoría.
La conferencia de Teresa Coutinho, jefa de prensa del Parlamento Europeo en España, sirvió para identificar los grandes retos a los que se enfrenta la Unión Europea y que forman parte de las prioridades de la Unión: la migración, el crecimiento de los populismos y la existencia de un terrorismo yihadista, que encuentra dentro de nuestros jóvenes nuevos activos para su lucha. Tras estas problemáticas es posible identificar: una distribución desigualitaria de la riqueza, desencanto y descrédito en las instituciones, políticas de austeridad y un sin número de necesidades poblacionales a las que dar respuesta.
Tras esta apertura, cada una de las mesas que conformaron el congreso y las comunicaciones que se presentaron sirvieron para evidenciar algunos de los fenómenos a los que parte de la criminología debe hacer frente.
En la primera mesa, Personas migrantes: Nuevos retos, nuevos desafíos, se contextualizaron diferentes retos en relación el fenómeno migratorio en España. En primer lugar, se hizo referencia a distintos “mitos” que existen sobre las personas migrantes. Según explicó la profesora e investigadora en migraciones Mercedes Fernández [1], tres son los mitos a destacar:
En primer lugar, la idea de que el número de migrantes es cada vez mayor. Algo que los datos no corroboran ya que, según la ONU, en 2017, solamente 248 millones de personas (3% de la población mundial) vivían en un país diferente al de su nacimiento. De esta cifra, únicamente un 25% se desplaza hacia países desarrollados (migraciones sur-norte); otro tema es cómo, en momentos puntuales, se produce una mayor concentración de migrantes en un país o región, lo que puede llevar a ser percibido como “invasión”. Acudir a los datos reales (información) y poner en marcha políticas de gestión de estos flujos es el camino para que las personas migrantes no se vean rechazadas.
Aquí hablaríamos del segundo mito: las personas migrantes quitan el trabajo y/o desestabilizan la economía. Tampoco existen evidencias de esta percepción, más bien lo contrario. Múltiples estudios avalados por grandes consultoras internacionales, organismos públicos y científicos sostienen la rentabilidad económica de las migraciones como fuente de aporte al PIB de los países de acogida, pero también de sus propios países (remesas). De nuevo, hay que distinguir la situación general de las prácticas “irregulares” que se den en el mercado de trabajo con inmigrantes que forman parte de la economía sumergida, de trabajos desregularizados e incluso de redes de trata para la explotación laboral.
Finalmente, el último mito señalado sería el que alientan los populismos sobre la relación entre migración y criminalidad. Es uno de los que desde la criminología más se debe trabajar para que las investigaciones sean capaces de descifrar la cifra real de delitos. También para separar la imagen del migrante como “terrorista/yihadista”, que debe estudiarse desde otro enfoque tanto social como criminológico.
Para combatir todos estos mitos, se determinó la necesidad de trabajar el fenómeno no solo desde el plano global (políticas gubernamentales, control de fronteras o ámbito regulatorio), sino también desde el ámbito local, ya que desde la experiencia de proyectos localistas se ha podido comprobar que la integración del inmigrante es mucho más efectiva. En esta línea el catedrático de Antropología Carlos Giménez [2] reflexionó sobre cómo se debe abordar la gestión de la diversidad, en este caso, diversidad étnica, desde las ciudades y los barrios donde inmigrantes y nacionales comparten el espacio.
Más allá de una coexistencia más o menos pacífica que sería el modelo multiculturalista, se debe avanzar en una convivencia real, que construya una ciudadanía global inclusiva del “otro”, del “diferente” buscando las similitudes y no tanto las diferencias. Pero este camino no está exento de tensiones. La profesionalización de agentes sociales que trabajen en este ámbito, mediadores, agentes locales, trabajadores sociales, policías, etc., es un reto y una prioridad. Es preciso “trabajar las tensiones” y, para ello, se debe conjugar la revisión de los conceptos teóricos y su operacionalización práctica. En este terreno la criminología puede ayudar desde un conocimiento real de las problemáticas cotidianas de conflicto que pueden darse y desde una apuesta por gestionarlas a partir de ese modelo de ciudadanía inclusiva que se propone.
Con la segunda mesa centrada en, “Géneros y colectivos vulnerables” fuimos conscientes de la necesidad de trabajar la inclusión a nivel social, ya que de ella depende que las distintas minorías presentes en nuestras sociedades puedan gozar de una ciudadanía plena. Actualmente, y pese a vivir en sociedades diversas y entre múltiples identidades, la realidad refleja que transitamos entre vidas paralelas. Estos grupos minoritarios aún tienen dificultades para acceder a un empleo, a una vivienda, lo que les imposibilita para acceder a una vida autónoma.
Como señalaron desde Cermi (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad) y desde la Federación Kamira, la limitación de acceso a la educación genera contextos segregados en los que perdemos todos, ya que la invisibilidad del otro únicamente nos permite asimilarle, pero no integrarle ni incluirle.
En la mesa relativa a Desigualdad y pobreza se trató el tema de la investigación a pie de calle, con una llamada por parte del investigador del Grupo de Conocimiento-Investigación en Problemáticas Sociales, Antonio Silva, a la utilización del ultrarrealismo criminológico (corriente anglosajona de fuerte vocación social transformadora). Silva la entendió necesaria para dar respuesta a fenómenos relacionados con violencia estructural y expuso sus innovadoras experiencias etnográficas. Por parte de Yannick Delgado, voluntario de Acción Humanitatis, se expuso la realidad del sinhogarismo y del voluntario a pie de calle, y la necesidad de vincularse con universidades y alumnos de estas para crear redes de investigación. Finalmente, Miguel Alba, desde Oxfam, expuso cuestiones relevantes sobre la desigualdad desde una perspectiva económica, para configurar así una visión global de estas realidades.
La conferencia de cierre, Daltonismo de los derechos humanos, impartida por Antonio Rivas, coordinador del Proyecto Esperanza, supuso una inyección de realidad para los asistentes en cuanto que pudimos enfrentarnos a cómo las personas afectadas por la trata con fines de explotación, además de ser utilizadas para la prostitución, son utilizadas en el plano laboral: empleadas de hogar, hostelería, niñeras, recogida de productos agrícolas, fabricación industrial en condiciones precarias y equipos de fútbol, mediante la incorporación de jóvenes promesas traídas en condiciones sospechosas.
Como conclusión, nos gustaría resaltar la importancia de entender la criminología como una ciencia multidisciplinar, alejada de yermas beligerancias metodológicas o epistemológicas para aprovechar la capacidad multidisciplinar e integradora –su núcleo fundamental–. Todos los debates deben tener cabida en la criminología, desde diferentes perspectivas, para garantizar un mayor entendimiento del fenómeno. Pero nunca olvidar que esta ciencia no puede ser un instrumento en manos del poder, la política o la ideología, sino de lo humano y lo social. Dar un paso más allá de la descriptivo para entregarse a lo distributivo y lo transformador, removiendo y cuestionado las violencias estructurales, las creaciones culturales estáticas y considerando las fuerzas económicas y políticas que impregnan las instituciones.
Acercarse con candor y humildad a las voces de todos, sin valoraciones morales. No existen caídos y perdidos, solamente personas. Cada interhistoria, cada intrahistoria, cada lazo que se forja en los tapices relaciones debe ser cuidadosamente atendido. Por eso es necesario formar profesionales integrales, de firme compromiso ético y gran sensibilidad, inasequibles al desaliento en su defensa de los derechos humanos. Y siempre forjando y formando alianzas con los agentes sociales, operadores y operadores jurídicos y emprendedores; así como integrando el mundo académico con el profesional.
En definitiva, se invita a investigadores e investigadoras a tratar los fenómenos desde la cercanía, la simetría, sin abusar del privilegio y siendo críticos con las fuerzas económicas y políticas que favorecen estas dinámicas.
Fátima Gómez
Profesora titular de Sociología en el Máster Universitario en Dirección y Gestión de Recursos Humanos y Máster Universitario en Dirección de Empresas MBA
Rebeca Cordero
Profesora titular de Sociología Aplicada en Doble Grado en Criminología y Psicología
Jorge R. Pérez
Profesor adjunto de Criminología en Doble Grado en Psicología y Criminología
Aida Fonseca
Profesora adjunta de Derecho en Grado en Derecho
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[1] Fernández, M. (2019) : Leyendas urbanas sobre las migraciones. Consultada en https://blogs.comillas.edu/buildingbridges/2019/09/16/leyendas-urbanas-sobre-las-migraciones-por-mercedes-fernandez-garcia/