
No debemos olvidar que la educación es un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva en todos los países del mundo. Por este hecho, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) proclamó el 24 de enero como el ‘Día Internacional de la Educación‘, en celebración del papel que la educación desempeña en la paz y el desarrollo de la sociedad. Sin olvidarnos de la Agenda 2030, nos encontramos que el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 4 establece una educación inclusiva, equitativa y de calidad. Con ello se pretende garantizar que la población infantil tenga acceso a la educación primaria y secundaria gratuita, para el año 2030.
Necesitamos esa educación marcada por ODS 4 que sea de calidad, inclusiva y equitativa para todos y todas que nos ofrezca oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, una educación que haga al alumnado competente y capaz de desarrollarse y adaptarse a la vida cotidiana, su día a día y las situaciones que se les presenten. Debemos tener en cuenta que muchos países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños/as, jóvenes y personas adultas. Hay mucha población sin escolarizar en países no desarrollados y la tasa de analfabetismo es muy alta, ese derecho a la educación está siendo violado y no podemos aceptar que esto ocurra, la educación es un derecho mundial y en nuestras manos está transformar la educación.
De actualidad es cómo se está privando a las mujeres del acceso a los estudios; cómo niños y niñas están trabajando desde edades tempranas sin oportunidad de seguir formándose, la precariedad de muchas escuelas y la brecha existente para acceder a ellas, ya sea por distancia, por falta de oportunidad, por
falta de medios…
La educación se ve envuelta en una necesidad de transformación, de cambio desde las escuelas, de apertura de mente por parte de la sociedad, de inclusión, de mirada respetuosa y de igualdad de oportunidades. Cada vez más docentes buscamos ese cambio, ese cambio necesario para el alumnado que tenemos en las aulas, la sociedad cambia, nuestras maneras de enseñar y de aprender también deben hacerlo.
Afortunadamente, la ciencia y la medicina avanzan a pasos agigantados, tristemente la educación no. Solo hace falta pasarse por muchas de las aulas de nuestro país y ver la disposición de las mesas, el uso de la clase magistral en la mayoría de las ocasiones, la actitud y posicionamiento docente-discente, la poca inclusión de las familias y de la comunidad educativa.
Somos muchos los docentes que buscamos esa transformación, ese cambio, esa revolución. Ese uso de metodologías activas en las que el alumnado es el verdadero protagonista de su proceso de enseñanza-aprendizaje, aulas abiertas para que las familias, la comunidad educativa, la sociedad entre, y que nuestro alumnado salga. La escuela es un espacio abierto para todos y por ende, debe estar a disposición de la sociedad y del entorno cercano para crear comunidad, educación y colaboración.
Somos muy afortunados, vivimos en un país en el que la educación está al alcance de todo el mundo y que nuestros niños y niñas están escolarizados, no dejemos que la escuela pierda a esos niños y niñas. Anualmente se selecciona un tema central para la celebración de este día internacional. Para el año 2023 el lema es «Invertir en las personas, priorizar la educación«.
Tomando como base las acciones acordadas en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre la Transformación de la Educación, celebrada en el mes de septiembre de 2022, para este año se impulsarán iniciativas y compromisos a nivel mundial en apoyo a la Educación. Con ello se contribuirá a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en materia educativa.
Seamos escuela, seamos familia, seamos lugar de acogida y no solo de enseñanza conceptual, debemos ser escuela del afecto, del cariño, del acompañamiento, un lugar seguro donde el alumnado quiera ir y quiera quedarse, que se sienta parte de ella, porque ellos, junto con los docentes, son el alma de la escuela. Miremos la educación con esos ojos de niño y de niña limpios que harán que consigamos una sociedad competente, igualitaria, equitativa y solidaria.