
Cultura es un término complejo. Si hablamos de que una persona tiene cultura, nos referimos a los conocimientos e ideas que ha adquirido y le permiten comprender fenómenos complejos. Si queremos hablar de una cultura determinada, es el conjunto de conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres que caracterizan a un pueblo, a una clase social o a una época. Si le ponemos un física como complemento, la cultura se convierte en deporte. Si le añadimos popular, hablamos de las fiestas de pueblo y sus tradiciones. Entonces, ¿qué decimos al hablar de una empresa de gestión cultural?
“Los gestores culturales, a través del mayor exponente de la cultura de una sociedad, que es el arte, tienen en su manos la responsabilidad y el privilegio de manejar la materialización de una idiosincrasia al completo”, dice, místico, Kike Labián, fundador de #YouMusic, una empresa justamente de gestión cultural que ganó en 2016 el Premio Jóvenes Emprendedores Sociales de la Universidad Europea. “Esto que suena muy rimbombante se entiende a la perfección al ponerse en la piel de gestor de un teatro, una orquesta o un museo”.
Según su descripción, este profesional juega a los malabares con una sociedad que no valora el arte y la endogamia propia del mundo artístico, con unas obras nuevas que cuesta hacer llegar al público y unas obras ya clásicas que lo tienen solo un poco más fácil; todo en una pista de circo que son los recortes presupuestarios por la larga crisis económica. “Emprender cualquier empresa es un reto, pero el desequilibrio que vive el sector cultural le pone un puntito más de dificultad que solo se contrarresta al recordar el valor de lo que se gestiona”, asegura.
En su caso, #YouMusic es una asociación que busca difundir el poder de socialización de la música en los jóvenes. Tienen dos líneas básicas de trabajo. Una es educar a través de la pedagogía musical. Otra es apoyar a los jóvenes que quieren emprender en este campo. Hacen campamentos de verano, programas de voluntariado musical, ayudan a los proyectos que desarrollan los chavales que pasan por sus manos…
“Al comienzo tan solo éramos un grupo de amigos músicos que nos propusimos ayudar a otros jóvenes a disfrutar de la música y que creía que la educación musical que se ofrece en la educación general está demasiado obsoleta”, rememora, “así decidimos crear esta asociación”.
En un principio únicamente para un curso veraniego, en el que enseñaron a los alumnos a tocar una canción en tan solo siete días. De ahí comenzaron a crecer. Nuevos proyectos. Más entidades colaborando con ellos. Grandes músicos interesándose por lo que hacen. El premio de la Universidad Europea. Ahora mismo están a punto de abrir nuevas sedes en nuevas ciudades para replicar su modelo. Tienen una sección en la radio de Clásica FM sobre proyectos de innovación educativa a través de la música.
¿Su objetivo? Convertir su movimiento en viral y así ayudar al mundo. “Cientos de estudios han demostrado la validez de la música como herramienta de desarrollo integral”, explica Labián. “El desarrollo psicomotriz y cognitivo que se produce al tocar un instrumento, el pensamiento crítico que ponemos en marcha al decidir cómo interpretaremos una suite de Bach o la empatía necesaria para tocar en grupo son solo algunos de los cientos de ejemplos de la música como herramienta única para educar”.
Pero hay un requisito indispensable para que esta cantidad de ventajas ocurra. Es necesario aprender música haciendo música. “Entender el arte es el primer paso para entender a una sociedad, sin embargo, no podemos limitar el aprendizaje musical a memorizar biografías y a tocar la flauta dulce”, finaliza, “por ello, desde #YouMusic trabajamos para revalorizar los beneficios de la música, centrándonos en ofrecer recursos educativos a los docentes del futuro”.
Es una buena inversión social. El 90% de los estudiantes de música que finalizan los casi tres lustros de conservatorio acaban siendo profesores.