
Sumidos en plena era digital y casi abducidos por la vorágine tecnológica, podemos pararnos a reflexionar en qué cuestiones relacionadas con la economía y los negocios, podrían permanecer más o menos inalterables en un futuro a largo plazo (40 o 50 años), por mucho que evolucionen los mercados, que la robótica, la automatización y la inteligencia artificial se instalen en nuestras vidas y que la geopolítica y movimientos de globalización o “desglobalización”, afecten y perturben al panorama comercial internacional.
A continuación, se reflejan cinco propuestas o pareceres, con la intención de que cada uno se sienta libre de rebatirlas o matizarlas.
1.-Estados Unidos seguirá liderando y dominando la economía internacional. Sus empresas continuarán siendo las firmas referentes, a pesar de la amenazante pujanza de la economía china. Lo llevan en su ADN, es el gen ganador y de éxito, como ocurre por ejemplo en el ámbito del deporte con afamados deportistas o clubes. El afán competitivo y la innovación constantes son las claves. De eso, salvo contadas excepciones, adolecen por lo general firmas chinas y de otras latitudes, a las que les faltan dosis de ese espíritu y estilo americano que permite que figuren siempre sus marcas en el top del ranking mundial, como las más valiosas y con mayor capitalización bursátil.
2.-Las marcas tradicionales se mantendrán en la cúspide del éxito. Firmas referentes en sectores como tecnología, automoción, moda, distribución comercial e incluso banca. Cada vez será más difícil que una gran marca global desaparezca, porque las que existen actualmente, muchas ya centenarias, han demostrado capacidad de adaptación y supervivencia frente a crisis y propias torpezas estratégicas y están tocadas por la varita mágica que les proporciona reputación, notoriedad y vinculación emocional con sus clientes. Mantendrán su posición de dominio, en muchos casos casi monopolística, aunque necesiten reinventarse varias veces y recurran a fusiones y absorciones. Otra cosa es quién esté detrás de la propiedad de esas marcas.
3.-Seguirá el auge de las marcas de lujo y los productos premium, por mucho que cambien los parámetros sociales. Estos bienes y servicios vinculados al alto poder adquisitivo son invulnerables ante cualquier crisis y alteraciones de costumbres y tendencias. Ya no se consumen solo por distinción; suponen una experiencia vital unida a la personalidad de cada cliente, que busca su identificación y realización. El negocio del lujo permanecerá triunfante a lo largo de este siglo.
4.-El sector relacionado con el turismo, el ocio y lo lúdico, continuará siendo una importante fuente de negocio. El turismo, con el modelo actual, seguirá siendo clave en el futuro, con contribución decisiva a la riqueza de muchos países. Frente a la tecnificación, habrá un incremento del aprecio por lo auténtico y lo tradicional. La contemplación y el contacto con la naturaleza y el patrimonio cultural son aspectos inherentes a la condición humana. Los espectáculos en directo (conciertos, deportes, teatro…), con sus inimitables componentes de “emoción” e “imprevisión”, nunca podrán ser sustituidos por simulaciones virtuales. Los restaurantes y bares seguirán siendo lugar de reunión, disfrute y divertimento, y su concepto variará muy poco por muchos años que pasen.
5.-Los fondos de inversión permanecerán como principales actores económicos influyentes, como ya viene ocurriendo. Sus estrategias condicionarán los movimientos financieros, los sistemas monetarios y la cotización de los mercados. Se mantendrán como principales propietarios de las compañías empresariales más relevantes, lo que les otorgará poder y capacidad para medrar en el terreno político.
Como remate, una frase de Lee Iaccoca, famoso magnate y antiguo director de Chrysler: “Resumiendo, todas las operaciones comerciales se reducen a tres palabras: personas, productos y beneficios”. Esto tampoco cambiará en el futuro.