
En los momentos de transición es difícil poner etiquetas y cuando lo conseguimos, estas salen volando por la velocidad del cambio en la que se ven envueltos los protagonistas. Es bien conocida la máxima de que la mayor agencia de alquileres vacacionales no posee un solo piso (Airbnb), la mayor generadora de contenidos no produce un solo contenido (Facebook) o el mayor retailer no fabrica nada (Amazon). La era digital (qué antiguo se queda este término) ha modificado los cimientos de muchas industrias. Y la televisión no ha sido menos.
A continuación presento una reflexión sobre cómo los nuevos hábitos de consumo y producción han afectado a los contenidos. Netflix es la punta de lanza de esta nueva lógica que están siguiendo otras plataformas como Amazon o HBO (la segunda en menor medida ya que no es una empresa nativa digital).
Un poco de historia: las tres edades de oro de la ficción estadounidense
Para hablar de los contenidos en streaming se antoja necesario hablar antes de los contenidos broadcast y su evolución.
Entre finales de la década de los cuarenta y principios de los sesenta tuvo lugar la llamada Primera Edad de Oro de la televisión estadounidense, tal y como describió en 1999 Max Wilk en su libro The golden age of television. Durante este periodo Estados Unidos pasó de liderar el bloque aliado en la Segunda Guerra Mundial a enfrentarse a la Unión Soviética en la Guerra Fría. Se programaron multitud de adaptaciones teatrales, desde Shakespeare hasta Ibsen. Además de dramaturgos clásicos, otros nuevos escribieron libretos originales para su representación en televisión. Temáticamente se podían encontrar obras destinadas a ensalzar los valores patrióticos aunque también existían narrativas oscuras que mostraban la cara amarga del sueño americano. Todos los programas estaban patrocinados por empresas privadas que asociaban su nombre al de los espacios televisivos a modo de publicidad
En 1981 se estrena la serie Canción triste de Hill Street y con ella, un modo de hacer televisión más sofisticada y más artística de lo que solían hacer las televisiones, como señala Walter Thompson. Su estética y la complejidad moral de sus tramas hicieron de la serie la punta de lanza de la denominada Quality tv o Segunda Edad de Oro de la televisión estadounidense. “Desde los ochenta, con la aparición de series como Dallas o Canción triste de Hill Street, las series de televisión son construidas con una estructura multidimensional, la cual comprende un arco de historia principal e historias secundarias desarrollándose a la vez durante la serie. Esto es una revolución en el modo en el que las series son creadas. De hecho, antes de este cambio estructural, las series de televisión eran episódicas, lo que significa que cada episodio tiene su final adecuado”.(Bourdaa, 2011: 35).
Si la serialidad y las tramas complejas marcaron el inicio de la Quality tv en los ochenta, a principios del siglo XXI la mayor parte de las series estadounidenses cumplían los estándares de este tipo de televisión. Así, la Segunda Edad de Oro de la televisión estadounidense dio lugar a la Tercera Edad de Oro casi sin solución de continuidad. Esta nueva etapa se caracteriza por todos los requisitos previos de la Quality tv, a los que se suma la participación de la audiencia gracias a la convergencia de las nuevas tecnologías de la comunicación, sobre todo internet. La serie Perdidos fue la primera cuyo fenómeno fan estalló en la red creando espacios de encuentro y discusión entre los seguidores de la ficción. La Lostpedia es una wiki en la que los espectadores volcaron todo el contenido de la serie para intentar llegar a responder las múltiples preguntas que planteaba la ficción. Se dice que el espacio adquirió tal dimensión que hasta los guionistas de la serie lo consultaban cuando tenían dudas sobre tramas o personajes.
Y entonces llegó Netflix
Mientras la televisión comercial seguía su evolución, en 1997 surgió un servicio de alquiler de películas llamado Netflix que venía a implementar el ofrecido por los videoclubs tradicionales. Reed Hastings y Marc Randolph, cansados de tener que pagar sanciones por devolver los DVD tarde, y buscando un nuevo modelo de negocio digital, crearon un catálogo online en el que el usuario recibía vía postal en su casa el DVD de la película que había seleccionado en su web. Una vez visto, se devolvía la película sin pagar franqueo. El servicio fue un éxito y en 2007 Netflix entregó su DVD 1.000 millones contando con más de 10 millones de suscriptores en Estados Unidos.
En septiembre de 2010 comenzó a ofrecer los servicios en streaming en Canadá. En lugar de realizar los envíos físicos, los usuarios podrían ver los contenidos online. Esta revolución se vio culminada un año más tarde con la primera producción original de la plataforma, el thriller político House of cards, producido por David Fincher y protagonizado por Kevin Spacey.
Antes de la entrada de Netflix en España las cadenas tradicionales ofrecían casi todo su contenido en las webs, aunque la calidad del streaming, ya sea por las conexiones o la tecnología, hacía que la experiencia no fuera plenamente satisfactoria. Muchos directivos de cadenas nacionales veían la subida de contenidos a la web como un mal necesario, algo que había que hacer porque lo hacía la competencia, aunque no vieran el negocio.
En 2006 una alianza entre las principales distribuidoras en España lanzó el portal Filmin y en 2010 el español Jacinto Roca funda Wuaki, convirtiéndose en Rakuten TV en 2017. En 2012 la plataforma de vod sueca voddler inició sus actividades en España teniendo que cerrar poco después por falta de suscriptores. Ni la tecnología ni el público estaban preparados. Fue a partir de 2015 con la entrada de Netflix cuando iniciamos un bum de las plataformas de vod. La mejora en las conexiones de internet y la evolución de los sistemas de streaming ha traído consigo un gran número de proveedores de contenido.
Hacia una formulación de la primera edad de oro de los contenidos en streaming
Ocho años después del inicio de las producciones originales de Netflix podemos analizar los contenidos y encontrar patrones que nos hacen pensar que vivimos una nueva era dorada de los contenidos. Esta vez no es televisión, aunque las características narrativas son muy similares. Veamos:
- Binge watching. Estos atracones de contenidos son una de las primeras consecuencias de tener todos los contenidos accesibles en todo momento. Si en los 80 hubiéramos tenido Netflix, la duda de quién mató a Jr. en la serie Dallas no se hubiera convertido en tema de conversación durante meses. Como mucho, estaríamos evitando spoilers. Curiosamente la técnica narrativa del cliffhanger se sigue utilizando. Su función es la misma, dejar la trama en alto para que el espectador quiera ver el siguiente capítulo. La diferencia es que los cliffhangers de vod requieren una respuesta del espectador más rápida, mientras que las de televisión tradicional tienen que generar hype para una semana.
- Series cerradas o temporadas autoconclusivas. Las ficciones seriales en televisión se dividen, entre otras características, en seriadas o episódicas. Las primeras tendrán una trama que recorre toda la serie en todas sus temporadas (Juego de tronos, Breaking bad) y la segunda presentas unas tramas que se abren y cierran en el mismo capítulo (CSI, Padre de familia). En las seriadas, las temporadas pueden variar, desde una de Padre coraje hasta las 25 que llevan Los Simpson…. Y contando.
Es de destacar que en el caso de Netflix están teniendo especial presencia las ficciones seriadas en una sola temporada. Series como Maniac, American crime story o Stranger things presentan historias que recorren una media de diez episodios. También destacan las episódicas antológicas como Black mirror o Easy, que presentan personajes y universos nuevos en cada capítulo.
- Especiales de comedia. La televisión tradicional se ha acercado a la comedia desde las ficciones en forma de serie, programas de sketches o entretenimiento. Rara vez se ha visto stand up comedy –monólogos de comedia–. El club de la comedia o los especiales de Paramount Comedy y ahora Comedy Central han sido los únicos espacios destinados a esta forma de hacer reír que goza de mayor predicamento en Estados Unidos.
Netflix ha abierto una ventana al mundo con la producción de especiales, mayormente en Estado Unidos, que llegan a todo el mundo y que están dando una nueva dimensión al stand up. Nuevos valores como John Mulaney, Ali Wong o Kevin Hart y el regreso de clásicos como Louis C.K., Ricky Gervais, Ray Romano, Ellen Degeneres o Jerry Seinfield forman un catálogo de producciones originales que no para de crecer exponencialmente. Pero no solo se produce en Estados Unidos. En España han producido el especial Una y no más de Joaquín Reyes y la serie Humoristas del mundo presenta especiales de cómicos de trece países distintos, desde Alemania hasta India o Brasil.
- Documentales. Un género infravalorado por la televisión tradicional y que Netflix ha puesto en valor son los documentales. El primer éxito de producción propia fue Making a murderer, una serie que relata el caso de Steven Avery, un joven de la América profunda al que condenan a cadena perpetua por un asesinato. La serie sigue el juicio y las apelaciones que se han hecho a lo largo de los años en lo que parece una acusación falsa. La desaparición de Madelaine McCann o Las cintas de Ted Bundy son otras series documentales que han encontrado el éxito. Series de naturaleza como Nuestro planeta, gastronómicas como Chef´s table, históricas como El Imperio romano, musicales como Keith Richards: under the influence o de denuncia social como Dirty Money presentan una oferta de no ficción que puede satisfacer las exigencias de todo el público.
- Cine. Desde la entrada de internet, el mundo del cine se ha visto envuelto en un torbellino en el que el debate de los derechos de autor, accesibilidad al contenido y el concepto mismo del cine se ha puesto en duda. Con la entrada de los sistemas legales de vod la cuestión de la piratería se ha reducido, pero ha aparecido la polémica del concepto mismo del cine. Anteriormente teníamos muy claras las diferencias entre una película de cine y una tv movie. Cuestiones de producción y distribución lo dejaban claro. La diferencia de calidad era incuestionable. Hasta que llegó Netflix.
La mayor polémica se produjo entre la plataforma y el festival de Cannes. Directores de la talla de Almodóvar o Spielberg protestaron en 2017 ya que Netflix presentó a concurso dos películas, Okja y The Meyerowitz stories, que no habían sido estrenadas en salas comerciales de cine. El festival decidió entonces acogerse a la normativa de tener que estrenar las películas en salas para optar a competir en la categoría oficial, a lo que Netfilx respondió retirando todas sus producciones del festival. Una polémica que todavía no se ha cerrado, pero que está condenada a solucionarse en favor de la plataforma de streaming. ¿El cine es un soporte de distribución o un arte, una forma de contar historias? Roma, de Alfonso Cuarón y producida por Netflix, ha demostrado que es lo segundo y así lo han reconocido en festivales y academias de todo el mundo cosechando multitud de premios cinematográficos entre los que destacan tres Óscar, cuatro Bafta, un León de Oro o un Globo de oro, entre otros muchos.
- Multicultural y transnacional. Netflix viene a cumplir un sueño de la globalización positiva, tener acceso a todos los contenidos en cualquier parte del mundo. Esto es cierto para las producciones de Netflix, pero no para el resto ya que siguen existiendo restricciones territoriales por cuestiones de derechos de terceros. La plataforma está presente en 190 países y cuenta con producciones originales en nueve idiomas (inglés, español, alemán, japonés, portugués, noruego, italiano, turco, francés). Nunca antes habíamos tenido acceso a un catálogo de tal dimensión y variedad. Las fronteras se diluyen y en un solo gesto podemos pasar de ver una serie que se desarrolla en Nueva York a un anime japonés o un monólogo australiano.
Este aspecto global también se ve en algunas producciones como es el caso de Narcos. Las dos primeras temporadas de la serie cuentan el nacimiento, expansión y ocaso del imperio de Pablo Escobar, el narcotraficante más famoso de finales del siglo XX. Las siguientes temporadas siguen narrando las tramas de la droga en Sudamérica después de la era Escobar. Si bien la producción de la serie es estadounidense, el idioma de la misma podríamos decir que es Espanglish, esa extraña mezcla de español e inglés que se da en el continente americano. Cuando hablan los colombianos, se habla en español; y cuando hablan los yankees, en inglés. Cuando los unos hablan con los otros, se produce una mezcla curiosa. Y todo se produce con naturalidad para una audiencia globalizada que está acostumbrada a viajar y mezclarse con distintas culturas.
- Algoritmo. La información es poder y los datos son el oro del siglo XXI. Una de las grandes ventajas de los servicios en streaming es que se puede hacer medición directa de datos. Se pueden segmentar y analizar desde distintas perspectivas. Hemos pasado de la encuesta cuantitativa del audímetro al procesamiento de datos del entorno digital. Analizando el comportamiento de los millones de usuarios de Netflix sus ejecutivos pueden tomar decisiones de producción con un mayor nivel de certidumbre que antiguamente. Así lo hicieron en su primera producción original, House of cards. Analizaron que el director que más visionados tenía era David Fincher; el actor, Kevin Spacey; y el género, el thriller político. Combinando estos elementos adaptaron la miniserie inglesa House of lies y obtuvieron un éxito mundial que otorgó, por primera vez en la historia, dos Emmys a una serie que nunca se había emitido en televisión. Nos encontramos ante una nueva manera de dar luz verde a los proyectos en la que el instinto de los ejecutivos se ve sustituido por la precisión de los datos. Los podríamos calificar como data drive executives.
Estos datos son probablemente la razón por la que la plataforma se ha convertido en el lugar de las segundas oportunidades de series canceladas en las cadenas tradicionales. Empezando por la comedia de culto Arrested development, pasando por Black mirror o La casa de papel, muchas han sido las producciones que se han visto revitalizadas y amplificadas por la plataforma estadounidense.
- Interactividad. Una de las características de la Tercera de Edad de Oro de la ficción estadounidense se está integrando con naturalidad en los contenidos de Netflix. Todavía en fase experimental, la plataforma presenta distintos contenidos en los que el usuario puede decir el camino narrativo a partir de unas opciones planteadas. La más conocida es el capítulo Bandersnatch de Black mirror, pero anteriormente se estrenó la adaptación del videojuego Minecraft como serie infantil interactiva. Este año la interactividad ha llegado al formato de docu-reality con el formato Sobrevivir es el reto, donde el usuario toma las decisiones de supervivencia del presentador. ¿Le harás cruzar el río de cocodrilos o descolgarse por el barranco? Un mediometraje de El gato con botas y la animación Stretch Armstrong: la fuga, completan hasta la fecha el catálogo de contenidos interactivos.
Probablemente algunos de los puntos enumerados anteriormente se verán modificados, eliminados o amplificados con el paso del tiempo. Como he mencionado al principio de este artículo, vivimos en tiempos cambiantes, lo que digamos hoy puede cambiar mañana. Lo que es seguro es que Netflix supone un cambio en la producción y consumo de contenidos audiovisuales. Estaremos atentos a su evolución.