
Cada día es más frecuente escuchar el término assessment en el marco de la educación superior, sin embargo, aún son muchos los que desconocen su significado.
En este ámbito, assessment es un proceso de análisis sistemático, estructurado y reflexivo mediante el cual se recoge, organiza e interpreta la información obtenida de múltiples fuentes para determinar el nivel de efectividad de los procesos de enseñanza-aprendizaje, y fundamentar la toma de decisiones responsable. En resumen, hacer assessment es hacer una valoración integral y holística del aprendizaje.
Dentro de este proceso de valoración global, la evaluación es un procedimiento de análisis continuo que integra todas las actividades de enseñanza y aprendizaje dirigidas a determinar los logros alcanzados por los estudiantes.
Así entendido, se puede concluir que en el proceso de assessment es imprescindible determinar en qué medida el estudiante ha adquirido los conocimientos y las habilidades asociados a una determinada competencia o conjunto de competencias.
Por tanto, en la concepción del assessment en educación superior, el foco debe estar puesto en los resultados de aprendizaje vinculados a las competencias que nuestros estudiantes tienen que desarrollar, ya no en la enseñanza de unos contenidos por parte del docente, sino en el logro de un determinado nivel de desempeño competencial; es decir, en lo que el estudiante es capaz de comprender y saber hacer al terminar con éxito su proceso de aprendizaje.
Solo las universidades que están a la vanguardia de la excelencia académica y de la mejora continua de la calidad de sus titulaciones, ha implementado un Plan Institucional de Evaluación de Aprendizajes o Plan de Assessment con el propósito de conseguir un desarrollo competencial integral de sus estudiantes que les aporte la máxima empleabilidad.
Este plan nace con la finalidad de consolidar y respaldar una cultura de evaluación y mejora continua de los aprendizajes en nuestra Universidad. Su esencia radica en reorientar las actividades, los instrumentos y los criterios de evaluación que tradicionalmente hemos venido utilizando para evaluar a nuestros estudiantes, de tal modo que nos permita poder establecer en qué grado han adquirido el resultado o los resultados de aprendizaje y dejar evidencia de ello. Por tanto, no se trata de introducir nuevas actividades o instrumentos de evaluación, sino de testarlos y consensuarlos con el resto de los profesores y evidenciar lo que hacemos y el por qué lo hacemos.
La valoración objetiva del logro de los resultados de aprendizaje por nuestros estudiantes aparece como el eje que articula todo nuestro proceso de evaluación, ya que ayuda al profesor a tomar decisiones argumentadas en relación con sus actividades educativas, a la vez que facilita la identificación de fortalezas y debilidades en los conocimientos y las habilidades de los estudiantes, y, por tanto, una mayor información acerca del nivel de dominio de una determinada competencia o conjunto de competencias.
La piedra angular que sustenta todo este Plan de Assessment son nuestros profesores, que se convierten en los garantes últimos de los resultados de aprendizajes adquiridos por nuestros estudiantes.