
Marte siempre ha estado en la imaginación del ser humano como el hogar de una civilización superior a la Terrestre. Las observaciones de Giovanni Schiaparelli en 1877 fueron tergiversadas en la traducción y de unos canales naturales se llegó a la conclución que eran canales artificiales y esto copó la atención de todos los medios y el público en general. Luego de casi 100 años nos llegaron imágenes de los Viking mostrando la famosa “Cara de Marte” en la región de Cidonia; luego clarificada como una pareidolia con las más recientes imágenes satelitales.
Lo que es cierto es que Marte despierta un gran interés científico y popular como un vecino al que hemos visitado ya en varias ocasiones, es el segundo planeta después de la Tierra con más satélites en órbita; y que nos sigue presentando nuevos misterios por resolver. Existe una flota de vehículos de exploración sobre la superficie marciana que analizan muestras de la atmósfera, superficie y a unos cuantos centímetros por debajo, buscando evidencias de vida actual o pasada en Marte. Todo este trabajo y el de futuras misiones que recolectarán las muestras tomadas por estos y otros vehículos de exploración, tiene el objetivo de un día el ser humano pueda posarse sobre la superficie marciana; un salto mucho mayor que el de 1969 sobre la Luna.
No tenemos que olvidar que Marte es un lugar no apto para la vida humana: su escasa atmósfera no protege de la alta radiación del espacio, sus temperaturas extremas pueden caer por debajo de los -107 °C, la falta de agua y, por supuesto, la falta de oxígeno. Así que subsistir por unos cuantos meses no es tarea fácil. Y, ¿por qué debemos subsistir unos cuantos meses en Marte antes de poder volver? ¿Por qué no hacer un viaje de unos pocos días y volver a la Tierra?
Por las limitaciones de nuestra tecnología. Para que cualquier vehículo espacial pueda llegar a Marte desde la Tierra, debemos esperar una “alineación” de los planetas. La Tierra y Marte deben alcanzar un desfase angular entre sus respectivas posiciones orbitales para poder realizar una maniobra tipo Hohmann, para minimizar el consumo de combustible. Esta trayectoria es una semi-elipse que tiene su perihelio (sí, es una trayectoria con el Sol en el foco) en la posición de la Tierra y su afelio en la posición futura de Marte. Esto quiere decir que Marte debe tardar en trasladarse desde el punto de inicio del viaje hasta el encuentro con el satélite o vehículo espacial, lo mismo que éste tarda desde su perihelio a su afelio. Por tanto, entre una ventana de lanzamiento a Marte y otra transcurren 777, 9 días, este es el período sinódico de la Tierra y Marte. La próxima ventana de lanzamiento a Marte se abrirá en septiembre de 2022. Recordemos que la última que usaron las naves de China, EAU y Estados Unidos fue en julio de 2020.
Además de esta espera, la trayectoria de Hohmann toma su tiempo, ese es el balance a menor combustible mayor tiempo. Una trayectoria de Hohmann puede durar entre 5 y 8 meses; un período donde los astronautas reciben una dosis de radiación extremadamente peligrosa, por lo que requerirían un blindaje extremo para su protección, además de las incomodidades de un viaje interplanetario de semejante longitud. Sin el escudo apropiado, los tripulados llegarían muy enfermos, moribundos, a Marte.
Luego de ese extenuante viaje, si se logra concluir con un blindaje adecuado, tendrían que sobrevivir en Marte por más de 453 días; debido a que se tiene que esperar a que los planetas vuelvan a estar en la fase adecuada para emprender la trayectoria de regreso a la Tierra, hasta 8 meses más. Un viaje de alrededor de 900 días.
Así que las primeras dificultades que tenemos que vencer para poder colonizar Marte o, al menos, llegar a que un ser humano pueda pisar su superficie, es reducir el tiempo de viaje. Es decir, mejorar nuestra tecnología para que un viaje a Marte pueda durar menos de 30 días en cada trayecto y el tiempo de espera sobre la superficie sea cuestión de operaciones y no técnica. Y en esto se está trabajando desde hace años, mejorando la propulsión de vehículos espaciales, por ejemplo, con cohetes de plasma.
¿Podrá el ser humano colonizar Marte? Sí. Pero por ahora es mejor cuidar nuestro planeta Tierra; en mi humilde opinión, todavía falta mucho tiempo para que el ser humano sea una especia multiplanetaria.
Julio Gallegos Alvarado es profesor de Ingeniería Aeroespacial en el Grado de Ingeniería Aeroespacial en Aeronaves y el Máster Universitario de Ingeniería Aeronáutica