
¿Sientes flatulencia, hinchazón, cólicos y/o diarrea después de comer ciertos alimentos? Puedes ser intolerante a la lactosa, una de las intolerancias alimentarias más comunes, que llega a alcanzar el 80-90% en la población adulta asiática y alrededor del 15% en la población europea. No debemos confundir esta intolerancia con la alergia a la proteína de vaca, que es una reacción de tipo inmunológico.
La lactosa es el azúcar de la leche y es la enzima lactasa de nuestro organismo la que se encarga de digerirla. Cuando esta enzima no funciona o hay niveles muy bajos de ella (lo que se denomina hipolactasia), no podemos digerir la lactosa produciéndose una malabsorción y los síntomas gastrointestinales derivados de ella, debido a que es una molécula osmóticamente muy activa. Cuando la lactosa es digerida por las bacterias de nuestra microbiota intestinal en lugar de por nosotros, da lugar a ácidos grasos de cadena corta y grandes cantidades de hidrógeno (H2).
No todas las personas tienen el mismo grado de intolerancia, hay un componente genético en la intolerancia a la lactosa, pero también factores externos pueden provocar su falta de actividad. La presencia de unas bacterias u otras en nuestra microbiota intestinal (Lactobacillus, Streptococcus, etc.) también afecta al grado de tolerancia a ella.
La prueba más utilizada para detectar la intolerancia a la lactosa es la “prueba del aliento de hidrógeno”, que consiste en detectar en nuestro aliento el hidrógeno que producen las bacterias cuando metabolizan la lactosa que no somos capaces de digerir tras la administración de una solución de lactosa o leche. Es una prueba sencilla y no invasiva.
No todos los alimentos tienen la misma cantidad de lactosa. Los productos lácteos fermentados, como puede ser el yogur, tienen menos cantidad de lactosa debido a que las bacterias que se encuentran en este la utilizan como fuente de energía disminuyendo su cantidad. Además, el yogur contiene bacterias lácticas vivas que pueden continuar metabolizando la lactosa durante el tránsito intestinal.
Hay algunos alimentos que, aunque no nos lo parezca, pueden tener lactosa debido a que se usa leche o algún derivado lácteo en su fabricación. Las personas con alto grado de intolerancia deben mirar las etiquetas de todos los productos y descartar también aquellos que, además de lactosa, contengan lactosuero, suero, sólidos de leche, etc. Es muy frecuente encontrarlos en carnes procesadas, cereales de desayuno, frutas secas, y en general, en los alimentos procesados y precocinados. La lactosa también se usa como excipiente en algunos fármacos, por lo que hay que leer cuidadosamente la composición de estos.
Aquí va una tabla con alimentos con bajo, medio y alto contenido en lactosa: