
El trasplante de heces o trasplante fecal consiste en la inoculación de la microbiota de una persona sana a una persona enferma. Al principio suena raro y obviamente escatológico, pero actualmente es ya una realidad que está mejorando la vida de miles de personas. La mitad de nuestras heces están compuestas por microbiota intestinal, ¿lo sabías? La microbiota intestinal, anteriormente denominada flora intestinal, es un conjunto de microorganismos (bacterias, virus, hongos, protozoos..) que habitan a lo largo y ancho de nuestro tracto gastrointestinal. Estos microorganismos cumplen un papel fundamental en nuestro cuerpo (protector, metabólico e inmune) influyendo incluso en el desarrollo del sistema nervioso central o en la apetencia que mostramos por un tipo de alimentos u otros. Hay una relación intrínseca entre nuestro estado de salud y el estado de la microbiota intestinal, por lo que la microbiota intestinal se ve alterada en numerosas patologías, no solo relacionadas con el sistema gastrointestinal, como son la colitis ulcerosa, la enfermedad de Crohn, el cáncer de colon y el cáncer gástrico, sino que la microbiota intestinal también influye en otras enfermedades como la obesidad y síndrome metabólico, la diabetes tipo I y tipo II, distintos tipos de cáncer, las alergias o enfermedades relacionadas con el sistema nervioso central como la anorexia o el autismo.
Por estos motivos el mantener una microbiota sana es fundamental para nuestra salud y su modificación, puede ser una herramienta útil como tratamiento principal o coadyuvante de enfermedades de muy diversa índole. Aunque puede parecer muy novedoso, los tratamientos con bacterias fecales ya se realizaban en China en el siglo IV donde hay documentos que indican que tomaban una “sopa amarilla” que contenía material fecal para el tratamiento de la diarrea. En la literatura científica se tiene constancia del primer trasplante fecal en el año 1958 en pacientes con colitis ulcerosa, pero no es hasta 50 años después cuando se avanza en el conocimiento de la microbiota intestinal, cuando estos trasplantes comienzan a realizarse como tratamiento de forma más asidua. En el año 2013 se lleva un ensayo controlado aleatorizado en pacientes con infección recurrente de Clostridium difficile en el que se observa una mejoría en el 90% de los pacientes, frente al éxito de otros tratamientos que se encuentra entre el 20-30%. El trasplante de heces está aprobado por la Food and Drugs Administration (FDA) en Estados Unidos y también se realiza ya en Europa y en España, si bien solamente se aplica a los pacientes con C. difficile. Probablemente en los próximos años se aplique a otros tipos de enfermedades como el síndrome metabólico. En enfermedades inflamatorias intestinales se han llevado a cabo algunos ensayos, pero no han tenido un éxito tan rotundo, probablemente porque el procedimiento todavía no está totalmente optimizado.
¿En qué consiste exactamente el trasplante fecal? En primer lugar se necesita un donante sano que debe cumplir con unos criterios tales como que tenga entre 18 y 65 años, con un historial clínico sin patologías graves, que no haya tomado antibióticos, antivirales, antifúngicos en los tres últimos meses, que no tenga infección conocida por virus como el HIV o virus de la hepatitis, que no se hayan realizado piercings o tatuajes en los 6 últimos meses, etc., criterios parecidos a los que tenemos que cumplir cuando realizamos una donación de sangre.
Una vez tenemos estas heces, estas son homogenizadas en solución salina y congeladas o liofilizadas hasta que se hace la donación, también se puede realizar en fresco siempre que no trascurran más de 6 horas. El receptor realiza una preparación similar a la que se hace cuando se realizan endoscopias y es importante, además, que no haya tomado antibióticos en las últimas 48 h, aunque se les realiza un tratamiento previo con antibióticos con el fin de eliminar la microbiota del receptor unos días antes.
La administración de la “nueva microbiota” puede ser realizada por la vía gastrointestinal superior (sonda nasogástrica, nasoyeyunal o nasoduodenal) o también en forma de cápsulas donde las heces se encuentran liofilizadas, o por la vía gastrointestinal inferior mediante colonoscopia o enema de retención. La cantidad de “microbiota” a administrar y el número de veces que hay que realizar este procedimiento son parámetros que todavía no han sido completamente optimizados.
Poco se sabe de cómo las nuevas bacterias se establecen en el receptor y crean nuevas comunidades. De momento se conoce que se establecen unas nuevas poblaciones bacterianas que no son completamente iguales a las del donante al verse afectadas por diversos factores del receptor (genética, dieta etc.), pero que mejoran muchos de los síntomas asociados a la enfermedad por la que se ha requerido el trasplante. ¿Cuáles son sus efectos secundarios asociados? Malestar abdominal, diarrea, estreñimiento y fiebre de bajo grado de forma transitoria y se han asociado a menudo con las posibles complicaciones de la endoscopia y sedación. Posibles efectos secundarios a largo plazo no se conocen. En Estados Unidos ya hay bancos de donantes de microbiota desde hace varios años y recientemente se ha creado el primero en España, en el Hospital de Bellvitge de Barcelona. Dado el bajo coste y pocos efectos secundarios asociados, el trasplante de heces es un tratamiento con futuro para tratar enfermedades metabólicas, inmunes y mentales.