
En 2050 el 30% de los españoles serán mayores de 65 años y España se convertirá en el segundo país más envejecido del mundo. Ante este pronóstico, y teniendo en cuenta que la vejez ocupará casi un tercio de nuestra existencia, resulta necesario encontrar la fórmula para que los mayores lleven una vida más activa durante esta etapa y gocen de un estado físico y mental óptimos. El envejecimiento activo trata, precisamente, de responder a esta pregunta y aportar soluciones para que los años no sean un impedimento a la hora de llevar una vida plena en todos los aspectos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el envejecimiento activo como “el proceso de optimización de oportunidades de salud, participación y seguridad con el objetivo de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen; permite a las personas realizar su potencial bienestar físico, social y mental a lo largo de todo su ciclo vital y participar en la sociedad de acuerdo con sus necesidades, deseos y capacidades”. Se trata, en definitiva, de asegurar la calidad de vida durante la vejez.
Para la OMS el envejecimiento activo se traduce en gozar de buena salud, de un funcionamiento físico y mental óptimos, ser independiente y autónomo y mantener la actividad y la participación social. Y para lograrlo, los investigadores están de acuerdo en que es fundamental llevar un estilo de vida saludable y mantener activos el cuerpo y la mente a través del deporte. Sin embargo, según explica la profesora Lidia Brea, directora del Máster Universitario de Actividad Física y Salud de la Escuela Universitaria Real Madrid–Universidad Europea, “los últimos estudios publicados demuestran que cerca de un tercio de la población mayor de 70 años, y más de la mitad si son de más de 80 años, no cumplen con las recomendaciones”.
Perder el miedo al ejercicio
La edad no debe de ser un impedimento para practicar ejercicio; al contrario, este incide tanto en la calidad de vida como en su cantidad. Según Brea, “si se realizan 150 minutos de actividad física moderada a la semana, el riesgo de mortalidad se reduce en un 31% comparado con personas menos activas”. Alejandro Lucía, catedrático y profesor de la Universidad Europea, añade que “hay que perder miedo al ejercicio”, este atenúa los efectos del envejecimiento y es la mejor forma de prevenir enfermedades.
La principal ventaja de practicar deporte es que ayuda a combatir uno de los problemas que acarrea la edad con más frecuencia: la sarcopenia o pérdida de masa y potencia muscular producto del envejecimiento. Entre un 5% y un 13% de las personas entre 60 y 70 años, y un 11% y un 50% de las personas mayores de 80 sufren esta enfermedad que es la principal causante de caídas y que puede llegar a derivar en la discapacidad en algunos casos. No existen fármacos para combatirla; la única cura es la práctica de ejercicios de fuerza que fortalezcan los músculos del cuerpo, tal y como explica Alejandro Lucía.
El deporte también ayuda a reducir el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, previene la diabetes y la obesidad, disminuye las probabilidades de sufrir ansiedad y depresión, y favorece la rehabilitación articular, respiratoria, traumatológica, vascular posquirúrgica.
Aunque siempre se aconseja consultar a un profesional en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, a las personas mayores se les recomienda practicar ejercicios aeróbicos moderados al menos cinco veces a la semana durante mínimo 30 minutos. Lo más habitual es salir a andar, aunque cualquier actividad que aumente la frecuencia cardiaca y respiratoria es válida. También se debe trabajar la fuerza y la flexibilidad unas dos o tres veces por semana, cogiendo pesos ligeros y manteniendo los estiramientos entre 30 y 60 segundos sin generar dolor. De este modo, explica Lucía, “conseguimos salud y forma física”.
Gimnasia mental para activar el cerebro
Pero no solo el cuerpo necesita su dosis de ejercicio, también el cerebro debe mantenerse activo y ágil durante toda la vida. Con la edad este órgano experimenta cambios que suelen afectar, por ejemplo, a la memoria o la atención. Por eso es importante entrenar las neuronas para prevenir o retrasar los síntomas y el desarrollo de un posible deterioro cerebral. Mar Sánchez, psicóloga y una de las fundadoras de Neuromotiva, el primer gimnasio diseñado para entrenar el cerebro adulto, recomienda la gimnasia mental para mantener y mejorar las capacidades cognitivas de los más mayores.
“El 80% de lo que hacemos cada día es rutinario por lo que no requiere ningún esfuerzo para nosotros; pero el cerebro, al no usarlo, se debilita”, explica. La clave está en vivir de manera consciente y mantener la cabeza activa superando acertijos, aprendiendo cosas nuevas… Los alumnos de Neuromotiva practican la atención cepillándose los dientes con la otra mano o cambiando la ruta habitual hacia el trabajo, por ejemplo. Los beneficios, afirma, son visibles en poco tiempo.
La actividad física y mental es, por tanto, un pilar fundamental en el envejecimiento activo que permite, a su vez, tener un papel relevante y participativo en la sociedad. Ante este contexto demográfico, en el que se prevé un aumento del número de personas mayores, resulta imprescindible velar por su seguridad y bienestar. Los retos culturales, sociales y económicos que presenta esta nueva situación pueden verse atajados aplicando políticas que promuevan y faciliten el envejecimiento activo de la población.